jueves, 25 de febrero de 2010

CUANDO NO HAY NADA QUE HACER

Antes me gustaba enroscarme escribiendo y filosofando. Me gusta ser "opinóloga"...
De esas personas en la web hay montones, y no es que me cansen o las desmerezca, pero ya fueron 10 años, y todo es más divertido cuando se cambia y uno reniega de un gusto por más que lo haya defendido por tanto tiempo, y uno reniega por el gusto mismo de renegar.
Cuando no hay nada que hacer, uno opina, pero cae en el modo del periodismo en donde uno es crítico de toda actividad y forma de vida, de la cual uno no es en verdad participe, de la cual uno realmente no lo entiende.
Y si pasa eso, de repente nos volvemos muy sinceros con lo que nos pasa. Compartimos cada una de las cosas, con nuestras apreciaciones y reflexiones al respecto. Y resulta que tampoco estamos del todo entendidos de lo que en verdad nos pasa, y resulta todo tan aburrido.

De lo cual el re-ciclo es inevitable.

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